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Relatos breves (una pequeña muestra)
MICRORRELATO para el libro compilatorio “CRACK DE 2009” TITULADO:
“Bajo la Media Luna”
(JORDI GUASCH LÓPEZ)
Elena paseaba errática serpenteando las estrechas arterias del Barrio Gótico barcelonés. No podía dar crédito a lo acontecido apenas una hora antes, cuando se corroboraron sus sospechas tras varios meses de incomprensible mobbing: la habían despedido. Llevaba años trabajando en una empresa de alimentos transgénicos y ahora afloraba un sentimiento de culpabilidad preguntándose qué hizo mal para terminar siendo despedida nada más comunicar su embarazo. Incluso se cuestionó si el nacimiento de su hijo se antojaba una idea sensata a causa de sus limitados recursos como madre soltera. De repente, una espesa sombra de confusión nubló su atormentada mente reviviendo pesadillas de la infancia; dos escenas estremecedoras…La primera, mostraba a un joven desesperado defendiéndose de las acusaciones de su socio, que le recriminaba haber gestionado incorrectamente los fondos comunes. Durante la acalorada disputa, aquel muchacho le hacía un corte en el rostro con una botella rota y salía precipitadamente empujando una puerta cuyo letrero rezaba: GWC (Golden Wheat Corporation). La otra imagen reflejaba al mismo personaje tendido sobre un vagón de tren y ataviado con harapos…
Tras un silencio sobrecogedor, Elena comenzó a oír la melodía de una misteriosa balada…Parecía poseída por alguna fuerza superior cuando, presa de un inconsciente impulso, llegó hasta la entrada de cierto local ubicado en el Paseo del Born. Cual espectro desorientado abriéndose paso entre otras noctámbulas almas, se aproximó al septuagenario músico que aporreaba impasiblemente las teclas de un piano. Elena empezó a tararear aquella canción que sonaba en su cabeza y lo hizo entonando un refinado inglés, lengua que desconocía. El pianista dejó de sentirse ausente ante una impasible multitud y visiblemente emocionado, accedió a reproducir la canción. Minutos después, preguntó:
-¿Dónde demonios aprendió esta pieza de museo?
Ella, aturdida e inmersa en un leve estado de trance, dijo que no la conocía.
-Es muy extraño…- replicó el anciano retocándose la pajarita con sus temblorosas manos e intrigado debido a la inesperada situación- Muy pocos saben de su existencia, incluso cuando se compuso, allá en los años treinta del siglo pasado. Mi padre, que vivió unos años en Nueva York, solía pincharla en nuestro tocadiscos. Le compró el disco a un andrajoso vendedor ambulante a cambio de unos pocos dólares. Me contó que al pordiosero le costaba desprenderse de aquel vinilo, pero pudieron más sus ganas de gastarse la pasta en el bar más próximo. Se editaron poquísimas copias…
-Hay algo en esta canción que me resulta muy familiar- reveló Elena derramando unas lágrimas mientras mantenía la mirada perdida en algún punto elevado de aquella sala.
-La compuso un tal James O’Donnell, pero, ¿sabe lo más curioso? aquel vendedor mencionó a mi padre que O’Donnell trabajó en una empresa agrícola. El negocio se vino abajo con el Crack de Wall Street, tuvo una pelea con su socio y éste acabó suicidándose por la crisis financiera. Luego, O’Donnell creyó hallar su verdadera vocación componiendo baladas. Ocupó un ático en la zona del Tin Pan Alley, cuna de los grandes compositores. Sin embargo, pronto agotó su presunto talento y el rastro de aquel músico y empresario fracasado se perdió en la Gran Depresión. ¿Entiende la letra?
- Le parecerá muy raro, pero yo nunca estudié más idiomas que el español y el catalán. Tampoco sé nada sobre esta clase de música antigua ni de esos datos históricos…-aludió Elena sumida en su embelesamiento y sin temer que la tomase por una demente o drogadicta- Ni tan siquiera he viajado más allá de Cataluña…¿ Qué dice la letra?
- No se trata de la típica balada sobre enamorados. Habla del suicido de un empresario con una cicatriz en forma de media luna bajo el ojo derecho lo cual certifica la historia que le relató a mi padre aquel vendedor itinerante. De ahí su título: “Under the Half Moon”, Bajo la Media Luna . Fíjese en estas estrofas- prosiguió mientras tañía el instrumento- : < Bajo la media luna cae una furtiva lágrima y los ojos de un buen amigo se cierran definitivamente en este aciago diciembre del 29…>. No nos desvela como se hizo esa cicatriz pero evidencia la situación crítica del momento. Por aquella época, estaban de moda en Estados Unidos las canciones sobre importantes acontecimientos contemporáneos: trágicas muertes, catástrofes, asesinatos, niños huérfanos, vagabundos y todo tipo de desgracias…Presiento que todas estas temáticas van a integrarse todavía más en el panorama musical actual con este caos que estamos sufriendo…Empleos precarios, jóvenes que no pueden pagarse un piso, guerras, terremotos, crisis económica provocada por los poderosos de siempre…
-Es usted muy amable…Ahora debo irme- interrumpió ella abrumada por la mezcla de tanta información condensada y las intensas sensaciones que experimentaba en tan poco espacio de tiempo.
- Ha sido un placer, pero ¡espere, espere!...Se despidió el pianista esbozando una enorme mueca de asombro frente a la impotencia de no haber descifrado el enigma oculto en el inconsciente de aquella mujer.
Ella despertó al día siguiente tumbada como una indigente en un banco de la Estación de Sants. ¿Acaso esperaba algún tren? Quizás aquel en cuyo trayecto se desvaneciesen los problemas. El desconcierto continuó bloqueando sus sentidos. Incorporándose torpemente, alzó la vista reparando en un risueño bebé que chapurreaba palabras en inglés. Su padre, lucía una camiseta estampada con la arquetípica frase “I Love New York”. Poco a poco, Elena parecía recuperar la lucidez. Algo dentro de su interior despejaba todos sus temores. Empezó a vislumbrar un futuro maravilloso. También iba asumiendo el final de una etapa de su vida. No necesitaba coger ningún tren porque ya se hallaba bastante cerca de un destino que era incapaz de prever… Transcurridos unos días, un competente abogado conseguiría que fuera readmitida en la empresa. No obstante, rehusó volver a rodearse de aquellos compañeros mezquinos e hipócritas aunque no les guardaba ningún rencor. Invirtió parte de su dinero en clases de piano y, debido a sus increíbles avances, la instructora dedujo que poseía aptitudes innatas para la música. Meses más tarde, aquella renacida Elena de escasos estudios y precaria situación económica, ocupó el puesto vacante como maestra de piano en la escuela del humilde barrio obrero donde se crió. Pero, lo más celebrado de esa nueva existencia, fue el nacimiento de su hijo; un varón sano y hermoso dotado de una singular particularidad que ya le hacía ser diferente a los demás. Un distintivo de inexplicable procedencia según la opinión de los médicos; algo que únicamente ella alcanzaba a comprender…
El niño nació con una pequeña marca bajo su ojo derecho con forma de media luna…
FIN
“EL PEQUEÑO CABALLERO”
(registrado en el RPI)